MIGUEL ÁNGEL CORDERA

Ciudad de México, 1971. Su trabajo investiga el espacio pictorico a través de la abstracción. Usa el dibujo como soporte de la obra, integrando la geometría y el gesto en un plano donde el accidente y el vacío son conscientes de su propia experiencia sensorial.

"DERIVA"

La obra de Cordera habita dentro de un lenguaje muy específico y difícilmente sostenible en la pintura: la abstracción. Su proceso de práctica nos confronta—y se confronta a sí mismo—con un espacio casi laberíntico de búsquedas y resistencias que se desbordan de posibilidad, de riesgo.

Composiciones explosivas de líneas y color que parecen no buscar resolución, se traducen en momentos aparentemente líricos sugiriendo la conectividad del cuerpo a la materia. Más allá de esto, la investigación de la obra tiene que ver con la agitación mental que vibra en el vértigo del encuentro tangible, tratando de resolverse a partir de un lenguaje puramente pictórico. Hay una lucha por controlar el movimiento y el color, pero al mismo tiempo por dejar que la pintura controle dicha agitación o ritmo en la consciencia. Las decisiones in situ—o el desprendimiento de ellas—en la representación pictórica, se transforman en un registro de acción corporal y mental, abandonando por instantes la imposición de la abstracción para intentar liberar, fragmentar, o detonar momentos disonantes de subjetividad. Cordera se enfrenta, de lleno, al peligro plástico.

Lucía Hinojosa