MARÍA PORTILLA
Ciudad de México, 1988. Pintora, restauradora, directora y editora del proyecto social Mi Valedor. Por medio del retrato contemporáneo persigo tipos de belleza más profundos y subversivos tales como la aceptación a la vejez. Creo que, para el verdadero retrato, tiene que haber algo más que la semejanza: una esencia y espíritu del ser más completa y misteriosa. Busco acceder a diferentes niveles de intimidad humana. Desde lo muy íntimo hasta lo más superficial.




"BALDERAS"
La pintura es también desplazamiento y experiencia sensible. El trabajo de María Portilla es el resultado de las derivas alrededor de un territorio y el imán de afectos que ahí acontecen. El trayecto que ha realizado desde su casa a su estudio durante varios años le han permitido conocer la Plaza de la Ciudadela y las dinámicas barriales que se han encarnado en sus espacios y calles aledañas: el baile, las partidas de poquián, los noviazgos que se demandan en las jardineras, los ‘sin casa’ apropiándose del espacio público y reorganizándolo domésticamente. Un espacio aparentemente quieto que expira a diferentes momentos del día: un tiempo más calmo o definitivamente violento, siempre acompañado del ruido urbano de fondo.
Es así como Portilla construye su pintura-sonora. Pequeñas imágenes que reinterpretan situaciones de ese mapeo suyo de la zona de Balderas que parten de la visualidad hacia lo que resuena. Como si la superficie pictórica desdoblara el fondo atmosférico que las hermana. Para la artista, la intención de generar una sonoridad en relación a la imagen es una forma distinta de enunciar y expandir la pintura, de traducir un espacio-tiempo que la interpela desde lo cotidiano, de imaginar que las ‘historias’ de Balderas todos los días se levantan, mueven y desaparecen espectralmente.
Violeta Celis













